miércoles, 20 de julio de 2011

Rock Werchter 2011 (III)

Tercer día!

Y llega el sábado, el día grande, el día de Coldplay. Incluso el tiempo parece que acompaña. Hay que estar preparados para darlo todo, así que no vemos a The Gaslight Anthem (¡sólo a estos belgas se les ocurre programarlos a las tres de la tarde!) y, ya puestos, podemos prescindir del pop blandito, melódico y molón de Bruno Mars (don't feel like doing nothing). Elbow, PJ Harvey y Portishead son material más que suficiente para dejarnos listos para Chris y sus chicos... o eso creía. Madre mía. Esta parte del programa estaba bien hilada, porque desde luego existe un hilo conductor entre los tres grupos: ¡qué aburrimiento! ¡Bienvenidos al festival chill out!

Encuentro a Elbow una banda totalmente sobrevalorada con un estilo tremendamente grandilocuente. PJ Harvey por su parte, bueno, tiene algunos temas interesantes y un estilo ciertamente propio (y eso que no es la única excéntrica en el mundo de la música) que me despierta curiosidad. Pero de ahí a disfrutar un concierto enterito de esta mujer que parece recién salida de una pesadilla surrealista new age, hay un trecho.

 PJ Harvey a lo suyo (Rock Werchter bands gallery)

Y qué decir de Portishead. He leído por ahí algo así como que este grupo hace hoy la música que sonará dentro de 50 años... lo que se traduce como un "son unos incomprendidos"; o un "si no te gustan es que no eres lo suficientemente guay". Recuerdo lo interesante que me resultó su disco Roseland NYC Live, con la filarmónica de Nueva York. Un trabajo altamente sugerente que merece mucho la pena. El problema del concierto de Portishead, para mi, es que no son un grupo de festival (aunque pasen el verano de bolo en bolo). Su música no encaja para ser interpretada al aire libre en un gran espacio abierto y ante decenas de miles de personas. Precisamente por ese caracter intimista y un punto angustioso de su música, que encontraría un acomodo bastante más propicio en un teatro o auditorio, pienso. Aunque seguramente el montón de fumados que disfrutaron la actuación en estado catártico piensan de otra forma.
Beth Gibbons y su angustia mística (© cuttingedge.be - Katrin Peeters)

Pero por fin llegaron las 23.30 h (por cierto, qué puntualidad británica la del festival), se apagan las luces, el escenario se llena de humo y suenan (subidón) los acordes del tema principal de la banda sonora de Regreso al Futuro (antes había sonado Jungleland, en lo que yo quise ver un inequívoco homenaje al reciente y tristemente fallecido Clarence Clemmons), con los que Coldplay saltaba por fin al escenario.

 Coldaplay en modo yellow

Una de las ventajas de un festival es que mucha gente va más por el ambiente que por la música, o están tan pasados/cansados que conseguir una buena ubicación es algo relativamente fácil, a diferencia del típico concierto en España, en el que casi tienes que dormir el día antes a las puertas del estadio de turno. Así que nos colocamos en una buena ubicación justo por detrás del pit (la experiencia con KOL fue más que suficiente, con un agobiante acceso y una sobremasificación dentro) para disfrutar del concierto como se merecía... ¡que eran los Coldplay!

No voy a decir que no lo pasara bien, que lo pasé. Pero, no sé si mis expectativas eran elevadísimas, lo cierto es que me dejaron bastante frío (so cold, so cold!). Quizá sea porque junto a temazos clásicos (Yellow, In my place, The Scientist, Shiver, Violet Hill...) intercalaban castañas (por lo menos de entrada me lo parecen... me pasó también con Viva la vida, he de reconocer) del que será su quinto album de estudio, como Hurts like heaven, Major Minus o Us against the world. Y no debo ser el único cuando Chris, al presentar Charlie Brown, prometió que esa sí nos gustaría... ¡pero va a ser que no!



No fue un montaje espectacular y acongojante, como el que lían U2 y que puede justificar por sí mismo ir a verles, pero sí que estaba sobrado de aderezos (fuegos artificales de andar por casa, maripositas de papel lanzadas al aire, balones de colores sobre el público...), lo que para mi no es más que una forma de compensar el aspecto musical. Pobretón. En el sentido de que me sonaban igual que si me pongo el CD en mi casa (bueno, peor, para ser sinceros). Es verdad que Chris Martin tiene la voz que tiene y que Coldplay es lo que es. Ni más ni menos. En ese sentido, ninguna sorpresa. Y creo que ese fue el problema (más allá de mis expectativas), que un concierto tiene que ser algo diferente a una audición de un CD, especial, distinta...

A ello se unen el blandito de Chris, su "carisma" y, para mi gusto, exceso de protagonismo; y una edulcorada puesta en escena en la que queda patente que para estos chicos, efectivamente y aunque no la tocaran, Life is in technicolor, ya que han pintado en multitonos pastel y fosforitos hasta los pobres instrumentos.

Conclusión: sí, lo pasé bien; sí, tienen un montón de hits que les han convertido en el fenómeno que son; pero, sí, esperaba mucho más precisamente por ese nivel. Por cierto, a mi Every teardrop is a waterfall (con su sampleado de ritmo de la noche y todo, sí, qué pasa) me parece una genialidad para acabar los conciertos. El mejor momento de la noche, junto con el coro de "oes" para el Viva la vida.




Cuarto día!

Llega el último y el final está próximo pero... ¡menudo pedazo de cartel nos queda por delante! Encima el tiempo acompaña muchísimo y disfrutamos del mejor día de festival en este sentido.

Empezamos con Kasabian, grupo inglés al que tenía muchas ganas de ver dado que me gustan bastante. Y no es para menos, con grandes temas acumulados en su breve carrera (Fire, Underdog, Club foot, LSF...), pero... qué decepción. En directo son flojísimos.

Les seguían en el escenario otros compatriotas, los Kaiser Chiefs, grupo muy curtido que persigue (con poco éxito) volver a dar el pelotazo con un trabajo que les lleve a las cotas de sus dos primeros discos. Su último album, The future is medieval, les confirma eso, un futuro más bien gris. En directo entretienen y ponen al personal en movimiento... pero su actuación no perdura.

¡Cambio de escenario! Vamos a ver a Brandon Flowers (sacrificando a Nick Cave y sus Grinderman, snif, snif) a la pirámide, a ver qué tal se vive un concierto allí y a ver qué tal vuela Brandon sin los Killers porque, para que vamos a engañarnos, Flamingo, el divertimento en solitario de este chico es un disco tirando a mediocre en el que su primer y mejor single, Crossfire, no aspiraría a ser nada más que un descarte de un album de The Killers. Sin embargo, éste fue uno de los conciertos más divertidos que vivimos en el Werchter 2011.

 Brandon "a lo crooner"

Por un lado, la pirámide es un escenario tan pequeño que es fácil sentirse muy involucrado en el concierto, al estar encima del escenario. Por otro, 45 minutos son tan poco tiempo que no da tiempo a aburrirse si el que está arriba "se lo curra". Y Brandon lo hizo. Está claro que su aventura en solitario es un divertimento. Este chico tiene una grandísima voz de crooner que desató para interpretar de inicio, con el único acompañamiento de una guitarra acústica, ese Welcome to Fabulous Las Vegas, y atacar de manera inmediata Crossfire.


Es decir, a la segunda canción ya había gastado toda la pólvora. Pero no. En un divertimento de 45 minutos te puedes permitir eso, hacer una versión de Bette Davis Eyes o poner a todo el mundo a saltar como locos (parecía que se fuera a hundir la pirámide) con Read My Mind y una versión genial de Mr. Brightside mientras Fergie, de los Black Eyed Peas, se asoma desde un lateral del escenario. Nota mental: no hay que perderse un concierto de la próxima gira de The Killers.


Y tras Brandon Flowers, llegaba el momento de la banda de hombres barbudos y camisas de cuadros llegados de Seattle: Fleet Foxes. Uno de los momentos más esperados del festival para muchos. Su actuación, en principio prevista con una hora de duración, fue ampliada en 15 minutos más (a costa del bueno de Brandon), respondiendo a la expectación levantada (su posición en el cartel fue ascendiendo peldaños día a día). Y no defraudaron. En esa hora y cuarto desplegaron toda su magia de armonías vocales, guitarras, piano, percusión, cuerda, viento... Lo de estos chicos es folk, es soul, es gospel, es country, es blues... es la maldita quintaesencia de la música. Es transportarte a otro estadio de realidad. Bucólico, complejo y lejano, como esa portada de su primer disco que recuerda, precisamente, a las tablas de la edad dorada de la pintura flamenca.

No puedo esperar a volver a verles pero, esta vez, en un escenario más propicio. Un teatro, un auditorio, un templo... cualquier sitio con una acústica digna de la música, voces y arreglos de estos locos que beben té entre canción y canción y parecen salidos de un festival sesentero.

 Sim Sala Bim

Sólo un apunte. El público de por ahí arriba, comparado con el español, es extremadamente frío. Durante hora y cuarto bajo esa carpa se desató la locura. Mejor, el éxtasis. Se pusieron los pelos de punta de cientos de personas. A pesar del sonido. Los aplausos y vítores se alargaban. Lo nunca visto. Ni los barbudos podían creerlo. Yo, la verdad, tampoco me creía lo que escuchaba. Música para el espíritu.


Salimos de la pirámide montados en la nube en la que nos habían dejado estos chicos y corremos hacia el main stage para ver en directo a una de las grandes leyendas de la música: Iron Maiden. La marea de camisetas negras que ese día inundaban el recinto dejaban bien claro de quién era el día. Suyo. Por derecho propio. Quién más podía vanagloriarse sobre el escenario de más de treinta años de carrera a sus espaldas, decenas de éxitos, millones de seguidores y varias giras mundiales. Quiénes más presentaban como trabajo más reciente un disco recopilatorio de tanto y tan bueno. Quiénes iban a ser los únicos que tenían progranado un concierto con una duración que superaba las dos horas. Sólo ellos, sólo los Maiden.

 Tinglado de los Maiden en el main stage

Al escenario del Werchter trajeron toda su parafernalia (Eddie incluido), el equivalente al montaje de una ópera en el rock. Perdón, en el heavy metal. Y con ello trajeron toda su mística y su épica, que es mucha. Qué espectaculo ver a estos sexagenarios moverse y disfrutar de lo que hacen como si fuera el primer día. Y lo que hacen es una pasada, es apoteosis musical, es puro virtuosismo. Especialmente el de sus tres guitarras, midiéndose unos frente a otros, retándose, melena al viento, en solos eternos e imposibles.

Noche de símbolos (espectros en camisetas y en el fondo de escenario), de lugares comunes (el negro, claro), de mensajes de hermandad (entonados por un Bruce Dickinson espectacular e inagotable maestro de ceremonías), de banderas al viento y de auténticos himnos que trascienden generaciones: Fear of the Dark, The number of the Beast, When the wild wind blows, Blood brothers...


Después de todo esto, que Black Eyed Peas cerrara el festival (eso sí, tras la sesión de A-Trak, especie de DJ cañero, momento que aprovechamos para comer algo y reponer fuerzas) es sólo una anécdota que contar. Unos días después actuaron en el Calderón ante miles de incautos que se dejaron la pasta por escuchar los gorgoritos de Fergie y la voz sintetizada de sus tres comparsas, con un espectáculo de luz y sonido bastante penoso que distaba mucho de aquello de "convertir en una discoteca" el recinto.

Chou de Black Eyed Peas

Creo que son un producto genial para el tinglado del halftime de la superbowl, para sus flashmobs con Oprah, o para calzar el I gotta feeling en toda boda que se precie. Pero nada más.

Punto final a una experiencia brutal a lo largo de cuatro días que no importaría repetir. ¿Quizá un Glastonbury al año que viene? De momento, próxima parada el Lowcost Festival patrio. Seguiremos informando.


2 comentarios:

  1. Me han encantado los post!!!!!!!!

    Y además refleja muy bien algo que fue asi para mi, y es q el festival fue creciendo con los dias, y el último fue para mi el mejor dia de todos sin ningún género de dudas.

    El segundo día estuvo muy bien, me encantaron The National, pedazo de banda de la que he de reconocer que habia escuchado muy poco, pero tienen un carácter y una fuerza además de una calidad, que hace que me hay hecho adicta a bastantes de sus temazos (terrible love por ejemplo), fueron todo un descubrimiento y el hecho de guardar entre mis recuerdos el momentazo de Matt Berninger mezclandose entre el público, volviendo locos a los de la organizacion moviendo metros y metros de cable...me hacen sentir que vi algo grande....

    Pero si de algo estaba yo pendiente ese dia, era de que queria ver a los kings of Lion, grupo que no pude ver en madrid el año pasado y este festival suponia para mi la grandisima oportunidad de quitarme esa espinita...y que te voy a decir no me decepcionaron nada....me encantaron!! tienen un directo buenisimo y su rock suena muy muy bien, muy potente, esta banda gusta y mucho y es que son muy buenos!!

    El tercer dia fue para mi un poco fracaso, porque tenia puestas todas mis esperanzas en los Coldplay...y sinceramente, no me gustaron, aciertas totalmente con lo q yo sentí, me pareció que habia un exceso protagonismo de un Chris Martin muy deficiente, q a veces desafinaba (cuando le salia la voz, q ese falsete está muy bien en un estudio...pero en directo le comían los instrumentos y apenas se le oía.....)vamos q salté y brinqué con sus canciones y me lo pasé bien, pero ahí se acabó, si tengo q pagar por verlos a ellos solos, no pienso!

    Y llega el dia grande! de Kasabian puedo decir q ni fu ni fa, tenia puestas expectativas y sin embargo me parecieron unos flojos, pero lo q vino a continuación estuvo muy bien, Brandon Flowers hizo que nos lo pasaramos genial, he de reconocer que el disco en solitario de este chico me parece flojo, pero en directo es muy bueno y sali deseando ver a The Killers!!!

    Justo después tuvimos la grandisima suerte de ver en directo a los Fleet Foxes, grupo q descubrí hace muy poco con la presentación de su segundo disco, me gusta eso que dices de q hacen magia, porque lo q estos chicos hacen no se puede encuadrar en un único estilo, son de una calidad altisima y hubo algo q me maravilló y q hizo q los pelillos se me pusieran de punta en varias ocasiones, y es q el frio publico belga y holandes q estaba en el festival a los q en otros conciertos apenas vi saltar o aplaudir no paraban de aplaudir, de silbar, de patalear...porque el concierto estuvo muy bien...y yo coincido contigo, hay q volver a verlos, pero en otro lugar, un lugar mas intimo para disfrutar de lo q hacen, ¿sera este otoño en madrid o barcelona?? no lo sabemos...ojalá :)

    y para terminar me quedo con los Iron Mayden, me pareció un auténtico espectáculo, esta gente me gusta, por su épica, sus simbólos y me encanta como describes el espactáculo que vimos durante las más de dos horas de concierto de estos virtuosos de la música.

    Asi que el festival estuvo muy bien, disfrutamos de cuatro días de música en directo y con eso me quedo y con la buenisima compañia con la que lo disfruté, por supuesto. ;)

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  2. The National? Kings of Leon? Iron Maiden? ... Estás cayendo en el lado oscuro del rock! :P La verdad es que fue toda una experiencia aunque al final, en términos generales, estuvo mejor un festival "de andar por casa" como el Lowcost. Además, hay que ver lo fríos que son estan gente del norte, eh?

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