martes, 19 de julio de 2011

Rock Werchter 2011 (II)

Si en el post anteior hablaba de las sensaciones que despierta el asistir a un acontecimiento tan grande en todos los aspectos, ahora me centraré en comentar lo fundamental, ¿no? ¡La música!


El cartel de este año probablemente no sea el mejor de la historia, pero teniendo en cuenta las bandas girando este verano y comparándolo con otros grandes festivales, hay que rendirse a la evidencia: es un cartel brutal. No están los Arcade Fire, como en el FIB, pero es que ya fueron cabeza de cartel el año pasado. Y tampoco pretendo que se pasen por aquí unos U2 que sólo aparcan su faraónica araña para cumplir con Glastonbury.

Eso sí, el cartel hay que reconocer que es un carajal. Porque, ¿qué pintan los Iron Maiden tocando en el mismo escenario en el que un par de horas después se subirán los Black Eyed Peas? El diseño no sigue ningún patrón lógico y cada día, si hay algo que se repite, es la heterogeneidad. Es muy difícil que te guste todo lo que va. Ni siquiera un ochenta por ciento. Tiene que gustarte la música. Y saber que la música en directo es otro estadio, es otro nivel, algo único. Y que, bueno, un festival tan multitudinario también ofrece algo diferente.

A priori, ¿qué quería ver? Demasiadas cosas. Muchos grupos, algunos que se solapaban sobre los escenarios, y con unos horarios demenciales (mi cuerpo serrano no aguanta de dos de la tarde a dos de la mañana... y no íbamos supervitaminados como algunos). Así que a seleccionar y reservarse para la tarde-noche.

Primer día!

Del primer día destacar a Linkin Park, ejemplo paradigmático de grupo al que no iría a ver expresamente a un concierto (el rap/hiphopero-metal no es lo que más me va) pero que, teniendo la oportunidad así, merece la pena. Muy divertidos, muy potentes, muy bailables (In the end o Numb son unos temazos). Lo que hacen, lo hacen muy bien así que, geniales para empezar con fuerza los días de festival.


Una lástima habernos perdido a Seasick Steve o a The Hives (no habíamos ni aterrizado aun). Y también me queda la espinita de Queens of the Stone Age, a los que llegamos justo al final (Eels tenían similar franja horaria, pero encima en la pirámide...imposible). En cambio, perderse a Beady Eye (solapados con Linkin Park), un acierto. El amigo Gallagher (Liam) lidera un "post-Oasis quiero y no puedo" que debe resultar en concierto cansino hasta lo exasperante. Falta su hermano Noel, y eso se nota.

Segundo día!

Llegan las cosas importantes. Empezamos por White Lies, banda británica de indie rock con un regusto a aquélla electrónica ochentera en la que Depeche Mode encontró su personal filón. Se presentaron en España hace unos meses, para alegría de muchos. A pesar de que tienen varios temas buenos (Bigger than us, To lose my life), con pretensiones épicas sustentadas fundamentalmente sobre la voz de Harry McVeigh y los teclados de Tommy Bown, a mi no terminan de convencerme para ser algo más que un grupo telonero o del que incluir dos o tres temas en mis listas de reproducción. Además, en concierto sufren el lastre de la absoluta falta de carisma de Harry, y ya llevan un tiempo rodando...

 Harry McVeigh derrochando carisma (White Lies by proximusgoformusic on Flickr)

Tras los británicos se plantaron sobre el escenario principal los norteamericanos The National, banda a la que venía siguiendo la pista desde su inclusión en el cartel. Su album Boxer fue muy bien recibido por la crítica gracias a temas como Fake Empire, y el último trabajo que han publicado, High Violet, es para mi uno de los mejores discos que he escuchado en los últimos meses (Terrible love, Bloodbuzz Ohio, Sorrow, Afraid of everyone...). Me recuerdan (mis disculpas a los puristas) a una versión oscura de Wilco. Puñado de músicos solventes, con un batería (Bryan Devendorf) y un guitarra (Bryce Dessner) sobresalientes a los que se suma la voz de barítono de Matt Berninger para ir domesticando esas letras tan crípticas y oscuras que transitan por unos sonidos que van del post-punk al rock. Y si antes hablábamos de carisma, bueno, a estos chicos, Matt especialmente, les sobra.

Matt en acción (Werchter bands gallery)

En concierto son sensacionales, no sólo suenan muy bien, acoplados, transmitiendo, sino que además te hacen sentir eso de que un concierto es algo único, una representación especial de las canciones de un disco que en tu casa puedes oir una y otra vez y saberte de pé a pá, pero que en directo suenan diferentes. El clímax del concierto, al final, con la distorsión guitarrera y los cambios de ritmo de batería del Terrible Love, y Matt con el micrófono bajando del escenario y saltando las vallas de seguridad para meterse entre el público y berrear eso de "It takes an ocean not to break". Para mi, sin duda, uno de los grandes momentos del Werchter 2011.

Tras la apoteosis final de The National, llegaban estos pipiolos de Sheffield que tienen revolucionado el brit pop desde hace unos añitos ya: los Artic Monkeys. Se iban a encargar de desgranar fundamentalmente su último y reciente trabajo, Suck it and see. Vaya dicho que yo no soy fan del grupo, pero hay que reconocer que tienen un oficio increíble y que la fama de sus directos no desmerece. No habían sonado más que Libray Pictures, Brianstorm y This house is a circus y ya habíamos bailado más que en todo el festival hasta ese momento, gracias a su enérgico guitarreo. ¡Lástima que anduvimos más pendientes de estar bien colocados para poder acceder al pit en el siguiente concierto que de estos indolentes monos!

Y es que los que seguían a los británicos no eran otros que Kings of Leon, uno de los grandes atractivos del cartel. Los de Nashville son una banda que me encanta, con un rock potentísimo de un indudable sabor sureño que les enlaza con los sonidos del último country. Aunque es verdad que el Come Around Sundown no alcanza las cotas de Because of the Times y, sobre todo, Only by the night. Lo cual se notaba, y mucho, en la respuesta de la gente; Caleb Followill, el vocalista, entrada la recta final del concierto, anunciaba que iban a tocar unas cuantas canciones de esos discos (todavía faltaban temazos como Knocked up, Use somebody o Sex on Fire), para regocijo del personal y añadía con un punto chulesco (con la cazadora de aviador que el tio llevaba calzada bajo tanto foco, podía permitírselo) ante tanta algarabía "we don't have to... but we want to!".

 KOL durante su actuación desde donde estábamos

Comunión absoluta con un público muy entregado que disfrutó de un espectáculo muy solvente, pleno de vatios de luz y sonido y con un montaje de video limitado a retransmitir en las pantallas gigantes lo bien que tocan estos chicos, cómo han encontrado su via al mainstream del público con un sonido que se define así: potente. Como su batería, sus guitarras o la tremenda voz rota de Caleb.




Setlist de Kings of Leon en Spotify
Setlist de The National en Spotify


Rock Werchter 2011 (I)

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