jueves, 13 de enero de 2011

Icíar Bollaín se vuelve a mojar

En nuestra página de cine hoy le toca el turno a También la lluvia, último trabajo de Icíar Bollaín y película seleccionada por nuestra Academia para representarnos en los Óscar, y que peleará por 13 estatuillas en la próxima gala de los premios Goya. Y aunque el film fue presentado en la gala inaugural de la pasada edición de la Seminci, no ha sido estrenado comercialmente hasta el fin de semana de Reyes.


El argumento de También la lluvia es sencillo: el equipo de rodaje de una película sobre la llegada de los conquistadores españoles a América se encuentra en medio de los disturbios que se produjeron en la ciudad boliviana de Cochabamba en abril de 2000 en lo que se conoció como “guerra del agua”, conflicto fruto de la privatización del servicio municipal de agua y su concesión a una empresa de capital mayoritariamente extranjero.

Con este punto de partida, el guionista Paul Laverty (conocido por sus guiones para Ken Loach) elabora una historia que juega con el paralelismo subyacente en el fenómeno de la colonización que, 500 años después, no es que aun muestre sus consecuencias, sino que pervive adoptando las formas actualizadas de los nuevos conquistadores y sus valedores: empresas multinacionales e instituciones globales como el Banco Mundial.

Usando este material Icíar Bollaín hace varias cosas. Por un lado, un excelente ejercicio de “cine dentro del cine” que, aunque no sea algo novedoso, satisface la curiosidad que el espectador pueda sentir acerca de lo que se es esconde tras la cámara, gran parte de los entresijos de esto del cine. Allí vemos a los dos protagonistas, el productor Costa (Luis Tosar) y el director Sebastián (Gael García Bernal), cada uno defendiendo sus propios intereses y, de manera indirecta, introduciéndonos en el contexto de la película. La película que están rodando enfoca la conquista de América desde una óptica crítica para los llegados allende los mares, con un enfoque humanista que ensalza figuras como la de Bartolomé de las Casas frente a Colón y sus crueles soldados. Pero, al mismo tiempo, esa película se rueda en Bolivia porque los productores se ahorran mucho dinero, especialmente en términos de lo que pagan a los extras locales. Así que, por otro lado, se apunta la paradoja de estos personajes que con su película quieren subrayar las vejaciones y maltratos a que fueron sometidos los indígenas por parte de los españoles pero que, aun a otro nivel, tratan a los "nuevos" indígenas con la misma autosuficiencia, aprovechándose de ellos para sus propios fines (cosas de la globalización).

Aunque, como decía, el moderno expolio, la nueva conquista, viene retratada con el tema del agua, convertido en un oro contemporáneo con el que mercadean los nuevos "virreyes" (la minoritaria élite criolla) que, en contra de la mayoría indígena, hipotecan el futuro del país al poner en manos de empresas extranjeras (aconsejados desde Washington) un bien tan preciado... La película muestra muchas cosas, pero entre otras bien puede servir para explicar de dónde viene Evo Morales.

El reparto, en general, está bastante bien. Destacaría a Luis Tosar que está fantástico (como siempre) y a la apuesta de Icíar Bollaín por un casting amateur en lo que a los papeles de los indígenes se refiere. Es cierto que hay ciertos momentos en que la cosa cojea, pero se agradece la frescura (el actor que interpreta a Daniel -el protagonista indígena en la película y en la revuelta- me parece un acierto). Gael García Bernal está bien, sin más. La verdad es que no es un actor que me haya gustado en exceso nunca, así que reconozco que tengo mis prejuicios. Lo encuentro correcto, sin más. Y no en comparación a Luis Tosar, que desde luego se lo come. Me gusta bastante más, por ejemplo, Karra Elejalde en su papel del actor que da vida a Cristóbal Colón.

También la lluvia es una película española con hechuras de super producción que me ha gustado bastante. Me ha gustado mucho el guión; encuentro que sus personajes son creíbles, que el camino que transita Costa es auténtico, que la historia rezuma autenticidad. Pero sobre todo me ha gustado que También la lluvia demuestra que eso que a veces es llamado despectivamente "cine social" es perfectamente compatible con una gran producción de impecable factura y con recorrido comercial.

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